El marketing está lleno de sentido común y creatividad. Son las dos cosas fundamentales que un marketinero (toma ya, palabra inventada) debe dominar a la perfección. El sentido común es común que esté en las personas (sí, hoy estoy graciosillo), así que no tendremos problemas con él. Pero la creatividad varía dependiendo de la persona.
Seas creativo o no, voy a compartir con vosotros una información muy interesante en la que veremos cómo jugar con la mente del consumidor. Además, todos nos hemos visto afectados por estas técnicas originales de marketing, así que creo que te van a gustar.
El por qué del precio acabado en ,99
Imaginemos que nuestro negocio vende relojes y su producción nos cuesta 9,5 €, por lo que todo lo que vayamos sumando a partir de ese valor serán beneficios para nosotros. Como nos gusta redondear, establecemos un precio de venta de 10€, ganando así un beneficio de 0,5€ por cada una.
Pero ahora viene el problema, y es que tu tienda vende relojes baratos, no caros. Entonces, ya no sería el precio más adecuado. ¿Por qué?
Muchas investigaciones realizadas por psicólogos han demostrado que según la pretensión de la marca, se escoge una terminación redondeada o en 0,99/0,90.
Los precios acabados en ,99 o ,90 producen una sensación de precio único y barato. Por lo tanto, si nuestra tienda vende relojes baratos, sería mejor establecer un precio de 9,99€ o 9,90€ por reloj, no de 10€. Hay una segunda razón, y es que el valor del primer número es menor que si lo ponemos a 10€ (sentido común: 9 es menos que 10). Ya explicaremos en el tercer punto el por qué de esto.
Sin embargo, un precio sin decimales (por ejemplo, 10€), produce una sensación de calidad y prestigio, lo cual repercute en nuestro cerebro dando la imagen de caro. A pesar de esto, es una técnica que se usa mucho en marcas de lujo o joyerías. Ve a la joyería más cercana y mira si los precios tienen decimales. (Si usan la fórmula para los precios baratos, el dependiente no se ha leído este artículo tan útil, así que avisadle y que le eche un ojo, jeje).
Por último, y no menos importante, tenemos una regla que es válida para precios con y sin decimales que dice así: el cliente presta atención al primer dígito del precio, mientras que el resto va perdiendo importancia de forma decreciente.
Por lo tanto, en este precio: 490€, el dígito con más importancia sería el 4, seguido del 9, y por último, el 0, que sería casi ignorado por el cliente.
Así que ya sabes de quién es la culpa de que te tengas que pelear en el supermercado por que te devuelvan un céntimo o no: del marketing.
Y para terminar este punto os voy a contar una estrategia de marketing que me gustó bastante, aunque luego pillé un cabreo y no compré el producto. Estaba caminando tan tranquilamente en verano y veo un cartel que pone: «¡Helado a menos de 1€!». Me acerco a la tienda, veo el cartel completo que sí incluía el precio real y veo que costaba 0,99€. Sí, la técnica me llamó la atención, pero desde luego sentí que me habían tomado el pelo y ni se me ocurrió comprar el helado. Di media vuelta y a la playa. Coged esa técnica si queréis, pero conmigo no funcionó.
Vender algo caro como barato
En una charla de marketing que presencié me llamó mucho la atención un vídeo que pusieron sacado del programa «El Hormiguero».
En el vídeo podemos ver cómo la tienda de palomitas a la que vamos cuando quedamos en el cine, juega con la mente del consumidor.
(El reproductor de Antena 3 falla, como de costumbre. Podéis verlo mejor aquí: http://www.antena3.com/videos-online/programas/el-hormiguero/trucos-que-nos-manipulan_2013020600199.html).
Como habéis podido observar, consiguen que una caja de palomitas que inicialmente era la grande y la más cara, pase a ser la más normal y la opción de venta más demandada, teniendo un buen tamaño y un precio que no es ni muy caro ni muy barato. Asimismo, con la lavadora ocurre algo similar.
¿Qué lección podemos aprender de esto? Que los consumidores, como bien ha dicho el experto Carles Torrecilla, vemos si un precio es caro o barato por comparación con otros. Interesante, ¿verdad? Pues ya tienes una información muy útil que se puede aprovechar en tu negocio.
¡Nos leemos!